La fuerzas que impactarán en el futuro al Transporte Automotor de Carga
Según un estudio llevado a cabo por IBM, y difundido por el Banco Interamericano de Desarrollo, el Transporte Automotor de Carga (TAC) continuará desempeñando un rol clave en las cadenas logísticas, y demandará una mayor integración con otros modos de transporte.
Según un estudio llevado a cabo por IBM, y difundido por el Banco Interamericano de Desarrollo, el Transporte Automotor de Carga (TAC) continuará desempeñando un rol clave en las cadenas logísticas, y demandará una mayor integración con otros modos de transporte. Las tendencias observadas en el mundo señalan un avance hacia cadenas logísticas ininterrumpidas (seamless) que aseguren la conectividad de las redes, que demandarán niveles crecientes de profesionalización y de calidad del servicio, desafiando el desempeño de un TAC cuyo principal criterio de competencia ha sido el precio. Es de esperar que otros modos de transporte aumenten su nivel de actividad y participación en la matriz de carga (en primer término, el ferrocarril de carga; en segundo, el cabotaje fluvial y marítimo), y que los países avancen hacia el desarrollo de matrices más ecoeficientes. Sin embargo, no desafiarán el rol dominante del TAC, que seguirá creciendo en términos absolutos.
Además, cabe esperar que las relaciones entre los generadores de cargas y los operadores que les brindan servicios logísticos se transformen de modo que, en lugar de considerarse adversarios, se conviertan en colaboradores, lo que impactaría sobre el tipo de contratos y el comportamiento de los transportistas. Un aspecto clave será la gestión de las TIC (Tecnologías de la información y la comunicación) en las cadenas de abastecimiento y las actividades logísticas, a fin de que los diferentes actores, en lugar de acaparar datos, los compartan con sus socios estratégicos, procurando la mayor visibilidad de las operaciones (University of Tennessee, 2013).
Los actores de las cadenas logísticas tenderán paulatinamente hacia la certificación de sus procesos, el reporte de las externalidades corporativas y una cuidadosa gestión del riesgo (por ejemplo, las disrupciones en las cadenas de abastecimiento), lo que demandará contar con recursos humanos adecuados para cumplir con estas funciones.
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